SURCAR EL CAMINO

Dejabas la pava en el fuego y comenzabas a hablar, tan apasionadamente, que de alguna manera lograbas incluirme en tus reflexiones. Cosa que siempre me sorprendía.

Recuerdo que frecuentemente, nos poníamos a leer sobre las diversas problemáticas de la sociedad. Luego, debatíamos sobre el tema. Íbamos a la placita del barrio y me contabas historias que inventabas en el momento. ¡Me causaba mucha risa!
Siempre me decías que querías hacer algo importante para la sociedad, porque veías a los pibes durmiendo en la calle o pidiendo monedas en los trenes, mujeres embarazadas deambulando como perdidas en sí mismas, tratando de conseguir alguna moneda en los andenes de alguna estación. Ancianos y jóvenes borrachos tirados en las veredas… y tantas otras cosas…
Coincidíamos ideológicamente, era lo esencial, aunque teníamos algunas efímeras diferencias. La realidad social nos movilizaba de tal forma que surgieron proyectos. Uno de los proyectos era eso, organizarnos para poder, aunque sea, surcar el camino de una construcción donde nuestras huellas se unieran a la de tantos otros…